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SinopsisRoger Bernard es un hombre atento y tranquilo, que para sorpresa de Lauren, vive casi al frente de la nueva casa en la que ella y su mamá se mudaron.
Él es más que un rostro llamativo, es misterioso y tiene cara de que guarda secretos capaces de erizar la piel a cualquiera. Sin embargo, eso no impide que Lauren se sienta atraída hacia él. Ellos empiezan a salir; y aunque la relación de ellos dos semi-escondidas d buenos frutos, cuando Lauren descubre el lago congelado “Cisne”, todo cambia, y podría decirse que para mal. Las apariencias bonitas ocultan cosas horribles. |
Nota de la autora: "Lo que el hielo ocultó" ¿Te da alguna impresión?
"Las apariencias bonitas esconden cosas horribles." ¿y ahora? Tal vez suene a peligro, pero no es eso lo que piensa Lauren al ver el rostro de su cirujano. Lauren Lambert se encuentra avergonzada por unas verrugas en sus costillas que fueron expuestas cuando un vídeo de ella y una amiga fue filtrado al Internet y puesto en una pagina para adultos, ahora para volver a sentirse a gusto con su cuerpo se somete a una crioterapia. En menos de una semana Lauren obtiene lo que quería, pero sus objetivos han cambiando: todo lo que ahora quiere es salir con su apuesto cirujano Roger Bernard, que por más tranquilo y sencillo que se vea debe esconder cosas horribles. ¿Pisará hondo Lauren? Escrita entre septiembre y enero del 2014 y 2015 respectivamente, #LHO fue, en su momento, una de las favoritas. |
Quote:—Tienes los ojos más lindos que he visto en mi vida. —Le dije, aunque no le estaba mirando. Estábamos en el puente de la vez pasada, el que estaba por el camino a la cafetería en aire libre.
El río estaba en hielo sólido, y ambos estábamos cubiertos de pies a cabeza, con guantes, gorro y bufanda. El siguió mirando hacia el río, y más allá, los arboles cubiertos de nieve. —¿Ah sí? —Sí. —Respiré hondo—. ¿Los míos son lindos? —Le pregunté. Él dejó de recostarse de la barandilla, se puso derecho y alzó mi quijada hacia él. Me observó los ojos con detalle. —Son únicos. Me mordí el labio. —Gracias. Él sonrió de lado, y volvió a mirar al río. Me pregunté: ¿realmente me tuvo que mirar a los ojos para saber si eran lindos, porque nunca los había mirado en realidad, con detalle, como yo lo hacía? |